Ruego a los dioses
no extrañarlo,
y que si lo extraño,
no ande a buscarlo
y que si lo busco,
no vaya a encontrarlo
y que si lo encuentro,
no tenga el valor de hablarle
y que si le hablo,
no me vaya usted a besar
porque ay de usted,
porque ay de mí,
porque ay de nosotros
si es que alguna vez hay un nosotros.